Mantras

 

Desde tiempos ancestrales, los mantras han sido considerados una herramienta sagrada para conectar la mente, el cuerpo y el espíritu. La palabra “mantra” proviene del sánscrito y se compone de manas (mente) y tra (instrumento o liberación), lo que podría traducirse como “instrumento para liberar la mente”. Su origen se remonta a los antiguos textos védicos de la India, hace más de tres mil años, donde los sabios (rishis) utilizaban sonidos específicos para invocar energías divinas, equilibrar las emociones y alcanzar estados profundos de meditación.

En la tradición del yoga, los mantras ocupan un lugar central. No se trata únicamente de palabras o frases, sino de vibraciones sonoras que resuenan en todo el cuerpo. Cada sílaba produce una frecuencia que puede influir en los estados mentales y emocionales, ayudando a calmar la mente y elevar la conciencia. Por ejemplo, el mantra Om —considerado el sonido primordial del universo— simboliza la unidad entre lo físico, lo mental y lo espiritual. Al entonarlo, se dice que se sintoniza con la vibración misma de la creación.

El canto de mantras durante la práctica de yoga o meditación no solo tiene un componente espiritual, sino también beneficios tangibles para la salud. Numerosos estudios han demostrado que la repetición rítmica de sonidos armónicos puede disminuir los niveles de estrés, reducir la presión arterial y mejorar la concentración. Al recitar un mantra, el sistema nervioso parasimpático se activa, promoviendo una sensación de calma y bienestar general. Además, el control consciente de la respiración durante el canto estimula la oxigenación del cerebro y favorece la regulación emocional.

Cada tradición espiritual ha desarrollado sus propios mantras con propósitos específicos: desde la sanación y la protección, hasta la apertura del corazón o la conexión con la sabiduría interior. En el contexto moderno, más allá de las creencias religiosas, los mantras se utilizan como una herramienta terapéutica y meditativa, accesible a cualquier persona que busque serenidad y equilibrio.

Origen de los mudras

Los mudras son gestos o sellos realizados con las manos, el cuerpo o incluso con la mente, cuyo propósito es canalizar y dirigir la energía vital o prana. En el contexto del yoga y la meditación, los mudras representan un lenguaje simbólico y energético que conecta el cuerpo físico con los estados más sutiles de la conciencia. Su origen se remonta a las antiguas tradiciones espirituales de la India, donde se consideraban herramientas sagradas para la transformación interior y la conexión con lo divino.

El término mudra proviene del sánscrito y puede traducirse como “sello”, “símbolo” o “gesto”. En los textos védicos más antiguos (aproximadamente entre el 1500 y el 500 a. C.), ya se encuentran referencias a prácticas rituales en las que las manos y el cuerpo adoptaban posturas específicas para invocar energías divinas. No obstante, fue con el desarrollo del hatha yoga y las prácticas tántricas, entre los siglos X y XV d. C., cuando los mudras adquirieron un papel más definido como técnicas psicofísicas destinadas a despertar la energía espiritual.

Se creía que, al practicar ciertos mudras junto con la respiración y la concentración mental, el practicante podía controlar la energía interna, estabilizar la mente y alcanzar estados superiores de meditación.

Más allá de su dimensión espiritual, los mudras también tienen un componente fisiológico y psicológico. Desde la perspectiva del ayurveda y la neurociencia moderna, las manos están conectadas con distintas áreas del cerebro, y sus movimientos pueden influir en el sistema nervioso, la circulación y el equilibrio emocional. Por eso, en muchas tradiciones yóguicas, los mudras se utilizan como un medio para armonizar cuerpo, mente y espíritu.

En resumen, los mudras son una herencia ancestral que une lo simbólico con lo energético. Nacidos en el cruce entre la religión, la filosofía y la ciencia del yoga, continúan siendo hoy una práctica esencial para quienes buscan la meditación profunda, el desarrollo de la conciencia y mayor energía vital.

Respiración

Respirar es un acto tan natural que pocas veces nos detenemos a pensar en su importancia. Sin embargo, una buena respiración —profunda, consciente y controlada— es una herramienta poderosa para mejorar nuestra salud física y mental. Aprender a respirar correctamente no solo oxigena el cuerpo, sino que también ayuda a equilibrar nuestras emociones y fortalecer el bienestar general.

Uno de los principales beneficios de una respiración adecuada es la mejor oxigenación del organismo. Cuando inhalamos profundamente, el aire llega hasta la parte baja de los pulmones, donde el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono es más eficiente. Esto mejora la circulación sanguínea y permite que los órganos funcionen de manera óptima. Una respiración superficial, en cambio, limita la entrada de oxígeno y puede provocar fatiga, falta de concentración y estrés.

Además, respirar bien tiene un impacto directo en el sistema nervioso. La respiración profunda estimula el nervio vago, responsable de activar la respuesta de relajación del cuerpo. De este modo, disminuye la frecuencia cardíaca, reduce la presión arterial y favorece un estado de calma. Por eso, técnicas como la respiración diafragmática o la respiración consciente se utilizan en terapias de ansiedad, meditación y yoga para controlar el estrés y mejorar la salud emocional.

Otro beneficio importante es su efecto sobre el sistema inmunológico. Al reducir los niveles de cortisol —la hormona del estrés—, una respiración pausada y controlada fortalece las defensas naturales del cuerpo. Asimismo, mejora la digestión y ayuda a eliminar toxinas, ya que los pulmones son una vía esencial de depuración.

En el ámbito físico, una buena respiración contribuye a mejorar la postura y el rendimiento deportivo. Los músculos respiratorios, como el diafragma y los intercostales, se fortalecen, lo que incrementa la capacidad pulmonar y la resistencia. Los deportistas que practican técnicas de respiración consciente logran una recuperación más rápida y un mayor control del esfuerzo.

En definitiva, respirar bien es mucho más que un acto automático: es una práctica de autocuidado. Dedicar unos minutos al día a observar y mejorar la respiración puede transformar nuestra salud, aportando energía, serenidad y equilibrio. Como dice un antiguo proverbio oriental, “quien domina su respiración, domina su mente y su vida”.

Filosofía del yoga

Filosofía del yoga

Con la práctica del yoga, mejoras la calidad de tu mente y tus emociones.

Gracias a esta mejora, comienzas a aceptar muchos sucesos inevitables. Mucha gente en este mundo se preocupa por todo porque el ser humano es perfeccionista. Quiere que todo sea perfecto. Si ve algo absurdo, no lo acepta, no lo comprende.

La filosofía del yoga está relacionada con el proceso evolutivo. Creemos que siempre habrá idiotas en este mundo, coexistiendo con personas sabias. Las fuerzas positivas y negativas prevalecerán, coexistirán. Cuando comprendas esto, nada malo podrá perturbarte. La existencia es la mezcla de los tres gunas, y estarán presentes en todo momento. Si se aprueba una ley que ordene la ejecución de todos los criminales ahora, dentro de cinco años surgirá otra tribu de criminales.

No se puede eliminar el proceso siempre creciente de la Naturaleza. No se puede eliminar la muerte, y si la mitad de la población mundial se volviera inmortal, habría grandes problemas. Hubo un tiempo en que existía el problema de la mortalidad. Ahora existe el problema de la superpoblación. Por lo tanto, la muerte y otras circunstancias adversas no deberían causar desequilibrio mental.
La filosofía más importante del yoga es: percibes el mundo según la calidad de tu visión. A medida que creces más allá de los límites del yo inferior, las acciones y reacciones que ocurren en la mente tienen diferentes interpretaciones. Conocemos el hatha yoga y el raja yoga, pero el yoga se centra principalmente en la profundidad de la conciencia humana. Ayuda a evolucionar y a alcanzar una mejor comprensión del mundo.

Sankalpa o pensamiento semilla

En lo más profundo de cada uno de nosotros reside un anhelo ardiente, una intención que
yace en la esencia misma de nuestro ser. Esta llama interior es la fuerza que impulsa nuestros sueños, nuestros deseos más profundos y nuestra búsqueda de un propósito significativo en la vida. 

La cuestión es cómo podemos darle forma a esa intención, cómo podemos nutrirla y guiarla hacia la manifestación. La respuesta a esta pregunta se encuentra en el antiguo arte de los sankalpas. Swami Niranjananda, de la Bihar School of Yoga en la India, al que he tenido la suerte de conocer y que fue el que me inició, hace ya años dio un
satsang en el que hablaba sobre el sankalpa, que creo que puede ser una buena introducción para este libro de Victor Morera, sobre pensamientos semilla o sankalpas.

Decía Swami Niranjananda:
¿Qué es el sankalpa? Muchas personas dicen que es una afirmación positiva, un pensamiento positivo, pero en realidad el sankalpa es un proceso de entrenamiento de la mente para desarrollar la voluntad y la claridad de pensamiento. A través
del sankalpa aprendemos cómo entrenar la mente para que la voluntad cobre vida.
El sankalpa no es solo un pensamiento, es un poder, una fuerza. Cualquier cosa que pienses se proyecta al medio ambiente. Así como hay ondas
de radio y frecuencias invisibles en el ambien te que pueden capturarse con los instrumentos correctos, de la misma manera, los pensamientos y los deseos también tienen una frecuencia.
La negatividad y la positividad, el pesimismo y el optimismo, tienen una frecuencia. Lo que expresas deja una impresión en el canal mental y las ondas se transmiten. Si hay una intensidad detrás de un pensamiento, detrás de un sankalpa, detrás de una resolución, entonces el selector de canales, la huella en la mente, será más fuerte y podrá
acceder a ese canal con mayor frecuencia y facilidad. Es como el canal preestablecido.
El sankalpa no es solo un deseo, es una convicción. Es fe en uno mismo, fe en que uno puede hacerlo. El sankalpa no puede ser “Deseo que fuera así” o “Deseo convertirme en eso”. Eso es una ilusión. El sankalpa es la convicción de que “me convertiré en eso”. El sankalpa es confianza y fe en uno mismo, en la propia fuerza y coraje.
“Tengo eso, por lo tanto, puedo convertirme en eso”.
Para llegar a este estado, comienza con algo muy básico: cambiar los hábitos, cambiar las limitaciones que inhiben tu crecimiento. Intenta comprenderte a ti mismo, observarte a ti mismo, encontrar los bloqueos y superar una cosa a la vez.
No tengas una idea abstracta o un concepto inalcanzable sin capacitación previa. Los niños quieren crecer rápidamente. Cuando van a la escuela, quieren completar la escuela rápidamente. Pero el factor importante es un buen rendimiento en el curso en que uno se encuentra, sin preocuparse de cuándo vas a obtener el título o diploma. Si uno puede tener un buen rendimiento durante el curso en el que se encuentra, aprobará y pasará al curso siguiente.
Concéntrate en el presente. Haz caso omiso de inseguridades del futuro. Si algo va a suceder en el futuro, ¿por qué preocuparse ahora? Perfecciona tu presente. El problema es que estamos tan tensos que nuestro pasado es tenso, nuestro presente es
tenso y nuestro futuro es tenso. Pero el yoga nos enseña que el presente tiene que ser perfecto.

El sankalpa es un paso, no un pensamiento, y cuando das ese paso para cumplir con el sankalpa, para afinar tu vida, recuerda que cuanto más positivo, optimista y sattvico seas, más fuerza ganarás y más avanzarás.

Mujeres en el yoga

 

Históricamente el yoga nunca fue un sistema patriarcal. Desde la época védica, había mujeres que alcanzaron la iluminación y eran gurús y santas, a menudo con un estatus superior al de los hombres. Sin embargo, esta situación cambió hace mil años con las invasiones en India, cuando se decidió que las mujeres debían permanecer en casa para protegerlas, limitando su participación en la vida espiritual pública.

Pero las mujeres están mejor cualificadas para interpretar las enseñanzas del yoga debido a su naturaleza psíquica, intuitiva y sensible, en contraste con la racionalidad e intelectualidad masculina. Las cualidades femeninas como la compasión, el amor y el cuidado son vistas como divinas y esenciales para comprender y transmitir las tradiciones yoga, védicas y tántricas.

Es fundamental recuperar el papel de la mujer en la transmisión de conocimientos de la filosofía y práctica del yoga para convertirse en mejores maestras que los hombres. Las mujeres ya superan en número a los hombres, y se espera que en el futuro sean cada vez más una fuente de inspiración y guía.

Qué es el yoga

El yoga no es sólo una serie de posturas físicas o prácticas meditativas. Es un estilo de vida que puede ser vivido por todos. Es una forma de comprensión, de realizar nuestras interacciones en la vida, tratando de mejorarlas, tratando de entender las necesidades del cuerpo, las necesidades de la mente y también las necesidades del espíritu. Este es el concepto de un estilo de vida yóguico: vivir de acuerdo a las leyes del cuerpo y las leyes de la naturaleza… «