Con la práctica de las posturas, aprendemos a tener ujn control permanente de la respiración, mejorando con ello la oxigenación de todo el organismo.
Respirando de forma pausada y profunda, se ralentiza el ritmo cardíaco y se relajan los músculos.
Una práctica bien adaptada, alivia dolores crónicos como el dolor de cuello, la artritis
reumatoide, dolor de rodillas, lumbalgia, dolor de espalda crónico,
ciática o fibromialgia, entre otros.